Se que no debo.

Anoche no podía dormir porque las hormigas hicieron una manifestación bajo mi cama, al parecer hay un dulce por ahí, extraña cosa porque yo no suelo llevar comida a la casa, aunque eche un poco de polvitos a ver si se apenejaban pues no. Decidí contra mi voluntad levantarme de la cama y sacudirla. Me senté ya con el sueño muy espantado y afectada de mis facultades dormitivas por una puta pastilla que mas tarde lei tiene cafeína. No es que sea sensible a la cafeína, es que por la tarde tome mucho café y pues me chingue. Pajareando estaba cuando volví mi rostro hacia el estantito este donde esta la compu y vi unas revistas fuera de su lugar, digo fuera porque últimamente el espacio destinado a mis cosas anda digamos un poco disperso, entre que me cambio de cuarto y no me acabo de mudar. Y suponia que documentos tan importantes estarian ya en el espacio destinado a ellos en el otro cuarto, nada mi monton de revistas donde hay artículos publicados de la barranca estaban ahí, si tan solo estirara la mano, me toparía con un aluvión de recuerdos, los viejos barrancos comiendo mariscos, una revista play boy, una Eres, varias Moscas, una revista donde su servilleta los entrevisto y bueno dos entrevistas, gratas, lejanas llenas de un respetuo inusitado, montones de momentos gratos, pares y pares de entrevistadores se quieren hacer los cultos tratando de definir lo necesaria y absolutamente se tiene que sentir. Un par de cartas, una foto, varias fotos se salieron de las revistas. Fotos viejas donde parezco una quinceañera, donde tengo 50 kilos de mas, tiempos felices pero excepcionales, lo indefinible vuelto fotos, vuelto palabras rebuscadas en busca de una pasión, tratando de expresarlo en palabras para convencer a los incrédulos, no es rock, no es pop, funk, entre todo una hoja que dice El Aleph, un espiral dibujada en auto, presurosa mano temblorosa, hay muchos pedazos de momentos especiales de mi vida, es un rompecabezas. Con caras y gestos, un boleto a Monterrey, una bolsa con un saladito dulce, no pense que tantas cosas pudieran guardarse entre las hojas de una revista de sanborns llena de chocolate, tengo ganas de oírlos otra vez y guardar mas recuerdos. Morderlos y comerlos.